En Harlem, además del Cotton Club, también había un buen puñado de locales muy importantes. Especialmente para el público afroamericano, los residentes más numerosos ya en tan popular barrio de Nueva York, entre otras cosas porque allí sí podían entrar. Desfilamos por el Savoy y el Apollo para rastrear las aventuras de un director de orquesta que hacía de maestro de ceremonias. Cantando y bailando. Y lo que haiga falta, oiga! Figura importante en la arradio y, ojo, en la prototelevisión americana de la época con el espacio Uptown Jubilee, primer programa de la caja tonta hecho por y para los afroamericanos. Ya lo ven, se puede ser emecé, diyei, bailarín, cantante, músico y jefazo de orquesta a la vez. Y sin despeinarse.
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