Ains… (suspiro), cómo avanzan las ciencias y las tecnologías. Qué tiempos, cuando aquellos cedeses llegaban pa quedarse y nos lo(s) creímos. Qué ilusos éramos entonces. Y lo somos ahora. Porque ahora que nadie quiere bailar con ellos, en una clara muestra de confianza, de voluntad y ya hasta de nostalgia, los reivindicamos echándoles mucha flor: que si bonus tracks, que este disco original no lo tiene ni tu tía, que ahora te vienen ocho discos en uno con un libreto asín de gordo, pues oye, que aún molará esto del cedé, etc. Y cuando menos lo esperas, zasca, nos siguen haciendo unos feos terribles. ¿Pero por qué se atascan así? Semos veteranos y ya ni juramos, procuramos deleitarnos con sus virtudes. Que sí, que las tienen. Son ligeros y cuasi impermeables. Con ese sonido nítido y digital para poder distinguir una viola de la otra, ese botonico o ruleta que te prepara la canción deseada sin muchas punterías, esos temas nunca antes editados… Al final les cogemos cariño. Y con un puñado de estas antiguallas modelnas pasaremos una noche plutoniana, con pianos a cuatro manos y celestas, Louis scratcheado digitalmente, anatomías de asesinatos y… el bigote de vuestro padre!
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Un comentario
Menos mal que no es de cine, por lo del Laser Disc, en el infierno de lo obsoleto como el Betamax.
Entretenido el programa.
Chuan