Los “feminicidios sexuales sistémicos” de Ciudad Juárez afectan particularmente a quienes hacen el trabajo necesario para la reproducción de los seres humanos (dentro y fuera de la institución
familiar), a la vez que la producción industrial en las maquiladoras, y que son aquellas cuya vida más se ha transformado por la nueva organización del trabajo y de cuyo trabajo se extraen las mayores plusvalías. Los asesinatos afectan a un segmento de la mano de obra clave en la reorganización neoliberal de la producción, y la impunidad intensifica ese objetivo.
De la esclavitud de ayer, la esclavitud de hoy. No hay capitalismo sin racismo. No habrá paz con políticas racistas, marginalidad y discriminación, destierros, amenazas de muerte a las comunidades y saqueos, con un modelo de desarrollo excluyente, explotador de los recursos naturales, con más fragmentación del tejido social de las comunidades y más desigualdades sociales. No habrá paz sin la construcción de una sociedad democrática e incluyente, sin justicia social con equidad, con desarraigo cultural. Todas estas son las garantías para el disfrute y la Paz en los Territorios.
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