Siempre a la sombra del duque y en un discreto segundo plano, Billy Strayhorn fue parte esencial en el sonido de la orquesta de Duke Ellington. No saldría en muchas fotos ni en muchas portadas pero si echan un ojo a sus discos favoritos quizá encuentren su nombre en los créditos. Como autor de grandes estándares, que probablemente habían adjudicado a Duke, como arreglista e incluso como pianista. Hacemos un repaso a la trayectoria de una figura por desgracia no muy conocida y, por lo tanto, muy a reivindicar. Arrojamos un poquico de luz a esta estrella que iluminó de armonía nuestro universo musical sin el debido reconocimiento.
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