Empezamos el programa con los compañeros de Riders por Derechos de Barcelona. Con ellos analizamos como la nueva economía colaborativa consiste (ojo, ahí va un spoiler) en precarizar más aún la vida de aquellxs que a quienes da trabajo (colaboradores…). Capitalismo salvaje, de buen rollo, desde un iphone.
Seguimos con Bari, colaborador del centro de medias de Hamburgo, con quien repasamos la organización y resistencia contra el G20 entorno al lema «Welcome to Hell».
Finalmente, con Alberto Cruz, repasamos qué ha traído de nuevo esta cumbre. Un adelanto:
Mucha gente había puesto sus ojos en la cumbre del G-20, entre ellos yo. Pues nada, ha sido un fracaso total. O un éxito total, según se mire.
Fracaso porque ha evidenciado que la división entre los países occidentales es de tal calibre que ya nada será igual para ellos. Hasta ahora se resistían a reconocer la realidad, que no es otra que su
protagonismo y hegemonía está desapareciendo a un ritmo cada vez más rápido. Ahora ya no pueden ocultar que el futuro va a ser muy penoso para ellos.
Éxito porque ha dejado en claro que hay un nuevo equilibrio de poder en el mundo y ese equilibrio está decantándose cada vez mas rápido hacia Eurasia como concepto geopolítico y hacia China y Rusia como entidades reales.
En forma muy resumida:
– El G-20 son eso, veinte países que se reúnen y pretenden tener legitimidad para hablar en nombre de los 200 países que conforman los pueblos de la Tierra. Se supone que esos veinte países aglutinan el 85%
del Producto Interior Bruto mundial, por lo que son los que pintan, pinchan y cortan. Eso, que era así hasta septiembre del año pasado, como se evidenció en la cumbre que se celebró en Hanzhou (China), ahora ya
no lo es. Ahora el G-20 son tres G: Occidente (EEUU, Canadá, Europa, Japón), los BRICS y quienes fluctúan entre ambos aunque se decantan cada vez con mayor nitidez por unos o por otros, como pueden ser Turquía, Arabia Saudita o incluso Corea del Sur.
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