La soledad no está hueca. Escribir e interpretarla con la solemnidad que merece y sin dolerse, no está al alcance de cualquiera. Heidi Berry, proyectó su voz expansiva, densa y transparente en una carrera hacia el norte magnético que registró su aportación durante los años 80 y 90. El resultado adoptó la forma de unos cuantos discos condenados a la periferia ruinosa pero que al retomarlos, destacan gracias a una paciencia vocal que fortalece la personalidad de las canciones y a unos colaboradores muy bien escogidos. Un breve repaso a través de los discos Miracle (4AD, 1996) y el recopilatorio Pomegranate (4AD, 2000), contenedores de un folk solitario y de atmósfera misteriosa que a pesar de su escasa suerte y difusión, acertó al sintonizar con las propuestas más alternativas de entonces como por ejemplo, las de los artistas del sello británico 4AD, con el que editó casi todas sus grabaciones.
Heidi Berry Northshore train – Darkness, darkness – Cradle – Northern Country – Little fox – Time – The mountain (Demo) – Only human – Lost Girls Needle´s eye
La foto de Heidi Berry, tomada por Sumishta Brahm (2014).
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