Llueven los palos y las denuncias.
Aún se siguen deteniendo a compañeros libertarios por la huelga del 14N con acusaciones de lo más peregrino.
Por otro lado el movimiento contra los desahucios sigue cogiendo carrerilla y deja al descubierto lo que ya nos imaginábamos: Que los movimientos sociales, los hechos por la gente, superan de largo la presunta efectividad del Estado en la resistencia a la estafa inmobiliaria.
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